Más allá de anhelos


Durante el período en el que un equipo se está construyendo, es difícil filtrar los avances tangibles de los anhelos: cualquier cosecha opima de goles da pábulo a un sinfín de ilusiones, que en muchos casos el tiempo acaba desenmascarando porque no eran sino supercherías. El R. Madrid ha encadenado dos goleadas consecutivas. Más allá de las mismas, se puede decir que sin derrotas las cosas pueden analizarse sin aristas cortantes. Porque José Mourinho, luminaria del pensamiento pragmático, tiene eso: que no pierde (es el único entrenador de la Liga que no lo ha hecho).

Y si analizamos más allá de anhelos, vemos a un R. Madrid bueno. Bueno de verdad. Un conjunto de verticalidad perversa y homogeneidad envidiable. El Málaga fue sepultado por un alud, como sucediera al Deportivo, porque la calidad se ha compatibilizado con el sentido común: donde antes había 'ombliguismo' y ganas de figurar, ahora existe asociación y movilidad. Esto dificulta mucho la labor de defensas que se encierran en la cueva sin miedo a ser apedreadas, y que tantos dolores de cabeza nos causaron anteriormente.

CR7 e Higuaín están ofreciendo el recital de efectividad que se les venía demandando. No puede ser omisible el rendimiento de un Özil cuyo ascenso a la gloria se puede estar gestando: todo lo que sale de sus pies es distinto y provechoso. Carvalho y Pepe siguen dando muestras irrefutables de lo que componen: una guardia pretoriana que aporta quietud a Casillas. Khedira cada día nos enseña más cosas dignas de loa (su rostro es cada vez menos gravedoso): se desdobla, chuta a puerta, y forma parte de la transición ofensiva. Entre tantas caras, una cruz: un Benzema que salta al campo con la mirada carente de la chispa esperada.

Una mujer sólo tiene una cara. Pero puede cambiarla centenares de veces. Kevyn Aucoin transformó el rostró de Liza Minnelli en el de Marilyn Monroe; y/o el de Winona Ryder en el de Elizabeth Taylor. Hasta para el malogrado Aucoin, que era un maestro de la transformación facial, sería imposible maquillar la cara de las cuentas de Joan Laporta. A veces las cuentas sólo tienen una cara y no hay maquillador de Hollywood capaz de obrar el milagro. Sobre todo cuando éstas (las cuentas), son imposibles de cuadrar.

Foto: REUTERS

Comentarios

JFM ha dicho que…
El problema para el jugador danés es que, cuando escucha el pitido sabe que si continua la jugada le sacan tarjeta.

Por lo cual no me pareceria ningun escandalo que el procedimiento estuviese sancionado con derrota por 3 a 0
Anónimo ha dicho que…
HugoMac:


@Bueno, si os parece seguimos hablando de lo de pinto... porque de la APISONADORA en que se está convirtiendo nuestro equipo (que eso es lo más terrorífico para nuestros rivales: siguen en construcción y yo creo que aún no están ni al 50% de lo que pueden dar de sí) poco que añadir. Disfrutar, solamente.



Felices saludos ;).
Miguel ha dicho que…
Respecto al contragolpe:
Creo que el madrid de la quinta no jugaba al contragolpe, de ese equipo recuerdo a rafa martin vasquez, un jugador que daba gusto verlo.
Tambien recuerdo un madrid-barça ya con laudrup en el madrid, y valdano en el banquillo, y fué un baño total al barça. A ese barça la pelota no le duraba ni dos minutos, y el madrid haciendo presión adelantada, parecía el barça actual, y el barça dando patadones en largo y cruyff escondido en el banquillo, como los papeles del lunes pero invertidos. Ciertamente ese madrid claro que no jugaba a la contra, al menos no en ese partido.
El de los galácticos claro que sí jugaba a la contra, he visto al menos dos veces más el madrid-bayern leverkusen y salvo el momento del gol de zidane, acoso total a casillas y múltiples disparos al arco por parte del leverkusen.
Tambien cuando el madrid eliminó al barça de la champions, el barça atacando y el madrid a contragolpe limpio.
No veo mal jugar a la contra, todos los estilos son válidos, lo que no entiendo es por qué algunos se empeñan en decir que no juegan a la contra cuando es todo lo contrario.
Los equipos tienen que dominar todos los estilos, nunca se sabe cuando en momentos puntuales de un partido se necesita otro tipo de recurso.

Entradas populares