Las emociones de Karim

Un gol sin celebración es como un prólogo sin titular. El futbolista que marca un gol siente una sensación de claridad súbida, de éxtasis, de liberación. Empero, Benzema, encerró la celebración de su primer tanto al Auxerre en el corsé de su interior (en la celebración de los otros dos apenas esbozó una tenue sonrisa). El francés guarda con celo, con un sentido profundo de lo secreto, lo relacionado con sus emociones. Parece que su experiencia vital y su profesión caminan por cuerdas separadas. Y esto es un problema, pues resulta difícil creer que el R. Madrid consiga implicarlo sin quebrarle esa coraza.

Frente al Auxerre hubo algo parecido a un renacer. O eso se pensó. Sin embargo, en vísperas de enfrentar al Zaragoza, José Mourinho le dio un palito en rueda de prensa que puede tener relación directa con ese 9 boya que tanto ansía contratar. Si Karim Benzema dejó claro el miércoles que no forma con los goles que anota una simbiosis eufórica (que sería como el corolario de lo anhelado), en La Romareda volvió a evidenciar su irregularidad y a ajar su ya cuestionado desempeño. Falló algunas ocasiones demasiado claras ante la mirada disconforme de Mourinho.

En el R. Madrid las derrotas inesperadas se transforman en perplejidades esenciales que todo lo ocupan; en facturas eternamente insolutas. Por tanto, todo lo que no fuese ganar en el feudo del colista, acarrearía problemas. Si las líneas de los nuestros se mantienen en toda su solidez, en un ritmo sostenido, de la primera hasta la última, la victoria está garantizada en esta Liga casi siempre. Contra los de Aguirre tal cosa no sucedió (en el primer cuarto de hora, hasta el 0-1 de Özil en una acción de categoría pero aislada, los maños lucharon cada balón y los madridistas estuvieron algo fríos y distanciados entre sí), pero incluso así los visitantes fueron demasiado para este Zaragoza tan acostumbrado a echarse en brazos de la derrota. Los maños viven con la máxima categoría un amor otoñal, terminal. Es la consecuencia de tener unos centrocampistas incapaces para generar ocasiones de gol (son los propios delanteros quienes deben buscarse la vida y generárselas).

Si THE SPECIAL ONE lee el acta de mi amigo Rafael Ramírez Domínguez, deberá hacerlo con algo de sorpresa amarga, con incensante inquietud: Marcelo y Xabi Alonso, dos jugadores vitales, no estarán en el próximo partido ante el Sevilla. Es lo más reseñable que dejó un partido sin mucha historia, junto al golazo de falta de Cristiano Ronaldo. El astro portugués nunca falta a su cita con el hambre; es la virtud cardinal de su vida como jugador. A esa voracidad insaciable debe su magnitud.

Foto: REUTERS