Capel desmonta el concepto

Primer partido de nuestro país tras su éxito en la pasada Euro de Austria y Suiza. Juego discreto, ante unos bosnios bien armados en la retaguardia (dieron los balcánicos más batalla de la esperada). La algazara, eso sí, presidió los graderíos, como no podía ser de otra manera.

He de comentar que la presencia de Capel me produce satisfacción. Soy un apasionado del juego de los extremos; me parece un fútbol que destila una ingente pureza, el de los hombres de banda. Y la irrupción del sevillista como hombre estático en la línea de cal desmonta, en parte, el concepto de un equipo que fue elevado a la categoría de "excepcional" sin futbolistas de ese ferfil. Me pareció bastante productivo el descaro del joven almeriense: provocó un penalty y dos amarillas a los defensas de Bosnia. El problema fue la ausencia de referencias a las que enviar sus centros (la soledad de Villa fue pingüe).