El márketing de la desgracia

Que sí, que sí, que este Atlético es insalubre, que ya lo sabemos todos. La desgracia cogió hace muchos años las riendas de la vida colchonera, con la firmeza que el jinete galopa hacia el horizonte sin la incertidumbre de caer. El club amenizó ese galopar, hizo márketing de sus desgracias: como si entre el amor por lo que hace y el temor a perderlo, su suerte estuviese echada. El penalti que se inventó ayer en el descuento el sueco Martin Hansson, que privó de una victoria histórica a los de Javier Aguirre, hace que no haya velo de apariencias que oculte o disfrace una frustración lacerante. Un nuevo capítulo para futuros anuncios.

Fue el de ayer un partido viril, intenso, vertical por ambos conjuntos, jugado de poder a poder. Al Liverpool, con la ausencia de Torres, le faltó una verdadera referencia arriba (Robbie Keane no lo es). En la 1ª parte los de Benítez tuvieron más problemas para llegar y tener el balón, pero en la 2ª, empujados por un público algo más que simbólico, se hicieron acreedores al empate final. El Atlético dio la cara, y exhibió un desempeño defensivo más que notable: Antonio López, Heitinga y Perea fueron compañeros de viaje en una gloria que se escapó por un silbatazo extemporáneo. Assunção, que se multiplicó en faenas defensivas y se incrustó entre los centrales una y otra vez, hizo su mejor partido desde que llegó del Oporto. ¿Por qué no jugó Agüero? Es ininteligible.