El Presidente habla con su conciencia

No existen los soliloquios, en éstos, uno debate con su conciencia. Ayer y anteayer, Calderón, en pleno pugilato interno, habló de lograr el doblete y arremetió contra Florentino por su instantánea con Zidane y Ronaldo. Aunque sea por compromisos previamente adquiridos, el Presidente nos obsequia con monólogos, en lugar de esconderse en cualquier madriguera oculta o fortín inexpulnable en los que reine el silencio. Pero no puede evitarlo: el advenimiento de la Asamblea le tiene sobrecogido y hace casus belli de la puesta en escena de Florentino. Sabe que los compromisarios y el 'ser superior' son algo más que un germen democrático.

El Presidente y su conciencia saben que, en verano, los que tenían que dar un paso al frente permanecieron inmóviles. Y que esto provocó un efecto boomerang, que hizo que el único que aportaba desborde e imaginación se negara a aceptar a Schuster como su padre blanco. Ya era tarde. Desde entonces, el equipo vive prisionero de ese efecto boomerang que ha entrado por los intersticios del club: el estadio llamado a aplaudir a Cristiano Ronaldo ovaciona a Del Piero y al Real Unión de Irún; todo es surrealista, todo se tuerce, todo sucede al revés: las sardinas caminan por el monte y las cabras tiran al mar. Como dice la 2ª de Filipenses, bien harían Calderón y su conciencia ocupándose de su salvación con temor y temblor.