Desde el Bernabéu: una hinchada en fase degenerativa

Hasta que Iturralde expulsó a Torres el Madrid jugaba al son del Guadiana, al son de Guti, y como tal su juego se interrumpía, se reanudaba, volvía a interrumpirse, empezaba otra vez, era un coitus interruptus, un desvivir, un contradiós, un dibujo surrealista, un conjunto sin la marcial intención de lanzarse al abordaje de un triunfo capital. Pero es lo que hay: Jorge Valdano lo dijo la semana pasada en la retransmisión del partido ante el Mallorca: "Debería ser obligatorio dársela a Guti". Y así nos va. Todo equipo que se precie debe tener intensidad en todas y cada una de sus acciones, velocidad, empeño, ser un colectivo que esté junto e indiviso. Nuestro Madrid carece de todas estas cosas, pero Relaño con su jauría han convencido a la gente de que jugamos mejor que con Capello y que Raúl y Guti son parte del escudo.

Por suerte, la mediocridad del Murcia hizo que la expulsión de Torres (hay que empezar a analizar lo mal que miden nuestros defensas sus entradas) no se notara. Dicho esto, Iturralde estuvo ayer más gallito que Cantiflas haciendo de Siete Machos. Me quedo con el sacrificio de Gago, el oficio de Heinze y la actuación, con golazo incluido, de Sneijder. A propósito de Wesley quisiera apuntar lo siguiente: su buena actuación hace dos semanas ante el Sevilla fue como una curación. A partir de esa contienda se le ve mucho más suelto.

Ahora toca dar rienda suelta a la indignación que me subleva el alma cada vez que recuerdo que los rostros y los cánticos de esta hinchada no alcanzaban su punto de cocción ante victoria tan trascendental como la de ayer. ¿Cómo es posible que ganando un partido que puede suponer la 31ª Liga y la 2ª de manera consecutiva, algo que no se logra desde los tiempos de La Quinta del Buitre, esta hinchada no diese rienda suelta al lógico jolgorio? No me lo explico pero, desde luego, no puedo estar de acuerdo con semejante actitud. Aficionados narcotizados, con sus callosas posaderas acomodadas, sin valorar tan decisivo momento. Es una epidemia, una enfermedad contagiosa, un proceso de degeneración. No hay vacuna ni terapia. Mejor largarse de aquí.