¿Por qué no jugó Drenthe?

No fue el choque de ayer en La Romerada una contienda metida con calzador en la vorágine de festejos y pasillos. Nuestro santo club no puede darse el lujo de macular, ultrajar o denigrar  la sanidad de la competición y, por esto, los nuestros dieron una imagen muy profesional ante un Zaragoza que es un poema. La salvación para los maños es un camino angosto porque, para ellos, hacer un gol es una manifestación de impotencia que hace frotarse los ojos al mundo. Huele a descenso a orillas de río Ebro, pese a los futbolistas estimables que se ganan la vida allí. Algo parecido le pasó al Atlético, que bajó en el 2000 con jugadores de la categoría de Valerón o Hasselbaink. Aunque bien es cierto que esto es algo ecuménico: se me viene a la cabeza un descenso de la Fiorentina, en el año 93, con dos fueras de serie como Gabriel Omar Batistuta y Stefan Effenberg.

¿Por qué no jugó Drenthe? Me parece que Schuster equivoca el discurso con el joven holandés. Si el engranaje del colectivo funciona a la perfección, el tono del mismo no debe variar con piezas de recambio. Además: holandés aporta polivalencia táctica. Nuestro amigo Abel en su blog 'Ecos del Balón' nos habla de un sistema 4-4-2 en forma de rombo, calcado al que utiliza Ancelotti en el Milan, con Sneijder y Diarra como interiores. En este sistema Drenthe sería más que válido en dicho rombo del mediocampo, y si no hacen pruebas ahora no sé cuándo se harán. Eso dando por sentado que la perla de ébano puede ser de gran utilidad jugando de extremo puro en la línea de tres atacantes, en un supuesto 4-3-3.