Eso tampoco, Karanka

Todo está sometido a tendencias fluctuantes; y basta atrincherarse numantinamente en unas convicciones, no importa cuán prosaicas o abstrusas parezcan a priori, para acabar siendo bendecido por la moda. Quien, por el contrario, trata de apuntarse a todas las modas, corre el riesgo de llegar siempre tarde y desfondarse, amén de quedar retratado como un chaquetero y un zascandil. Por eso, en el mundo del fútbol, quien desee dar brillo a su imagen, hoy por hoy, debe cargar contra José Mouriño con gran convicción. Debe hacerlo sin vacilar, ya que la moda imperante le bendecirá sin ambages. Allegri ha sido el último; antes lo fue Hitzfeld; entremedias de ambos, tantos y tantos. El desprestigio nunca inmutará las convicciones del de Setúbal; es, precisamente, esta lealtad indeclinable a sus convicciones lo que ha propiciado sus éxitos, por mucho que sus enemigos lleven años cuestionádolas y anhelando su condena en el oprobio de los herejes y los cismáticos.

Karanka no quiere que el predicamento de su compañero sea aventado al fango; en una entrevista que concendió a 'DT', engordó profusamente el lado más humano de Mou. Hace bien, desde luego. Pero en dicha entrevista dejó una conclusión que fácilmente puede ser sometida a constante controversia: "Si hubieran ido las cosas normales, hubiésemos estado en Wembley"; entiendo que por anormal etiqueta la injusta expulsión de Pepe y el abracadabrante gol anulado a Higuaín. Cierto: son anormalidades; empero, quizá el descrédito le acorrale si dice que sin ellas el Real Madrid se habría clasificado seguro. De hecho, antes de aquella injusta expulsión, no conocimos un disparo a puerta de los nuestros. De ellos, en cambio, sí (nadie me podrá acusar de fundar este razonamiento en la pura especulación, pues se trata de algo empírico). La victoria de la final de Copa abrió la puerta que escondía el secreto de la victoria; lo imposible, en la ida de Champions, era volver a cerrarla. Tal fue el portazo, que CR7 voceó su frustración con aspavientos. Los arbitrajes fueron indignantes, quizá se perdiera de resultas de ellos. Sin embargo, no se puede decir que sin errores arbitrales hubiéramos ganado la eliminatoria. Eso tampoco.

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Foto: EL PAÍS