La historia trágica del Atleti

Walter Muschg, quien dedicó buena parte de su vida a escribir 'Historia trágica de la literatura', señaló que el motivo natural del pensamiento trágico en la poesía moderna es la muerte y el sufrimiento que genera su inevitabilidad. El enigma de la muerte (que domina al hombre arcaico como pavor cósmico e inquieta aún la conciencia profunda del civilizado) se manifiesta en la poesía trágica como el órgano que percibe la verdadera magnitud de las cosas. Tal perspectiva desvirtúa las explicaciones optimistas de la existencia; pero constituye un valor íntimo que por sí mismo ya es respuesta. En esto consiste, afirma Muschg, el secreto (la paradoja, diría yo) del arte trágico.

La visión trágica, así entendida, ocupó la vida del Atlético de Madrid desde hace ya décadas y atravesó, con énfasis diverso, todas sus etapas vitales y futbolísticas, aun aquellas de predominio optimista. Su forma de ser como club afirmó, ironizó, y reafirmó el sentido más trágico de la desdicha. La inclinación de los colchoneros a los crepúsculos, a la melancolía, ha quedado fotografiada en preguntas retóricas ("POR QUÉ SOMOS DEL ATLETI"). Se trata de una profunda raíz psíquica de la cual, a veces a su pesar, no podrá desprenderse. Incluso en sus mejores días, los rojiblancos se verán inevitablemente abocados a soltar a bocajarro un dístico nerudiano: "No hay espacio más ancho que el dolor".

Es una lástima que los trofeos europeos obtenidos bajo las órdenes de Quique Sánchez Flores no hayan tenido continuidad. A la sufrida hinchada que afluye al Vicente Calderón le supo a ambrosía ese doblete continental de 2010, tras catorce años sin ganar nada. El reparto económico de las televisiones prefigura per se una guerra entre los dos colosos del fútbol español. Pero no pocos pensamos que la sapiencia de Quique (mezclada con el talento de los buenos peloteros que hay ahí) desembocaría en un animador del campeonato o en un outsider laudable. Por desgracia para el fútbol español el Atleti volverá a languidecer a la interperie de sus pupas de siempre; pupas aderezadas por los puntapiés que se han propinado los jugadores y el entrenador que recuperaron la senda del triunfo.

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Foto: FRANCE FOOTBALL