Sobre el futuro de Callejón en el Madrid


Si el Real Madrid te llama, no respondes "no". A lo mejor por un prurito de ambición, si bien a veces la ambición puede ser una forma de perdición. Respondes "sí" porque deseas alumbrar un sueño: lo sientes como una obligación y también como una recompensa demasiado valiosa para renunciar a ella. Los sueños suelen ser flechas que lanzamos al futuro. Y nadie quiere que le arrebaten su futuro, aunque por el camino se deje jirones de proyección, aunque tenga que renunciar a jugar minutos.

Es imposible que Callejón no conciba las sospechas, nada rocambolescas, de un futuro negro en el Real Madrid: un futuro confinado en las profundidades de un banquillo, a la espera de una anuencia para saltar al césped que difícilmente se concretará. Y sin embargo, parece dispuesto a ensuciar su proyección, como Canales y Pedro León hogaño o Soldado antaño. Porque con Cristiano, Higuaín, Benzema, quién sabe si Agüero, Altintop, ¿Kaká?, Di María y Özil, no se prevé que pueda jugar mucho.

Dicen que a Mouriño le gusta, y que la reglamentación que obliga a tener un mínimo determinado de españoles juega a su favor. Lo cierto es que, tal y como está el fútbol, se ha pagado una cantidad respetable para repescarle (entre 4 y 5 millones). Difícilmente se ganaría dinero con una hipotética venta, y es prácticamente imposible que las economías de los clubes españoles (tan cercanas al hondón de la quiebra) lo tasen en la antedicha cantidad si se le quisiera incluir en alguna operación. Lo lógico es que se quede... y que no juegue.

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Foto: REUTERS

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