Que no haya malentendidos


La petición de más dinero hecha al club por Di María ha nacido con dos pecados originales: ser el fruto de una vindicación oportunista, justo después de su gran temporada, aprovechando la coyuntura favorable; y haberla emitido a través de los medios de comunicación. No parece, en cualquier caso, que la dirigencia vaya a tener que enfrentarse a un envite de insurrección en la persona del extremo; pero deberá ésta afrontar este tema con tacto y sapiencia, para así evitar que cualquier malentendido pueda agudizarse, entre otras cosas, porque según el cenceño Ángel sus demandas son el corolario de una promesa previa, durante la firma de su contrato.

Cuasi todos los jugadores, con el auspicio de sus agentes, intentan sacar todo el partido posible de las circunstancias de un rendimiento satisfactorio. En este apartado, los sudamericanos, especialmente los brasileños, dejaron no pocas veces un profundo y amargo recuerdo de traición entre las hinchadas que anteriormente los elevaron a los altares idolátricos. Pero, en el tema que nos ocupa, el Real Madrid, prometió un aumento de estipendio al argentino si emergía de su primer curso en el club con un perfil muy claro de revelación de la temporada (que se sepa, la institución no ha desmentido que exista tal promesa, lo que da lugar a pensar que es cierta). Y el futbolista lo ha conseguido.

A mí me apasiona ver jugar a Di María, el ver cómo echa mano en cada lance del juego de todos los recursos que Dios y la madre naturaleza le han facilitado; parece que cada carrera será seguida del último estertor y será la última... pero no, corre y corre y sigue corriendo, luchando, y dando todo y más. Di María es tan bueno, tan incisivo, tan hábil y comprometido, tan punzante y desprendido, que no me puedo imaginar un Madrid sin su desempeño y sus golazos. Hemos de esperar que no haya malentendidos, y para ello, el club ha de cumplir lo prometido.

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Foto: REAL MADRID

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