Pagar 30 millones por Coentrao es un baldón


El madridista, a estas alturas, observa las cantidades abusivas que el Real Madrid paga por cualquier jugador sin excesivo énfasis, como predispuesto a una estudiada indiferencia; ya no concurren en él sentimientos enojosos, porque hace tiempo que sudó su aprobación a ese gasto desproporcionado que malbarató la credibilidad del club en el mercado. Y, porque hace tiempo que se resignó a no dar en el busilis, en otras palabras, se dejó llevar por esas urgencias que hacen que los gestores pagen por cualquier buen jugador una ruma de millones con arrojo temerario y sin rasgo alguno de conflicto moral.

Pagar 30 millones de euros por Coentrao es un baldón, como también lo es pagar 10 por Varane. Sí: BALDÓN. Se me hace duro designarlo así, con esa palabra tan antipática, pero el lenguaje no proporciona otro término más ajustado y evidente; otrosí: la evidencia del incuestionable baldón debería penetrar y remoler en el interior de los madridistas que quieran al Real Madrid, pues no hay por qué resignarse a ser el hazmerreír del mercado verano tras verano, haya o no crisis financiera internacional.

Hasta la llegada del megadoder 'mouriñano', las urgencias, la aceleración y la turbamulta de acontecimientos que habían golpeado al club durante los últimos veranos, declararon suspensas las leyes del sentido común. Ahora, incluso con el merecido respaldo social de dicho megapoder, sin tanta urgencia (porque en el club quieren mirar al largo plazo), seguimos siendo los más tontos del mercado; o sea: continuamos adoleciendo de la misma falta de sentido común y siendo víctimas de nuestro propio despendole monetario. Y es que hemos pagado al Benfica, por un lateral izquierdo versátil que es peor que Marcelo, en el actual escenario de crisis pecuniaria, lo que únicamente puede valer un delantero de primer nivel, ya que el gol es lo que más caro vale.

Con veinte años, Fabio Coentrao jugó cedido en el Zaragoza en 2008, cuando todavía era un extremo. Comenzó la campaña 2009-10 y Jorge Jesús le colocó como lateral. Fue tal el éxito del ensayo que se hizo con el puesto y se transformó en titular sin discusión. Debutó rápidamente con la selección lusa y se lució en el Mundial de Sudáfrica. Se trata, indiscutiblemente, de un buen jugador de equipo que multiplicará las opciones de José Mouriño. Pero no vale 30 millones. Y, para justificar este gasto, no podrán argumentar la martingala de la venta de camisetas.

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Foto: AS

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