Semana negra

Semana negra, la semana del sucinto: "El R. Madrid ha perdido poder de seducción". Para describir estos últimos 7 días deberíamos adornar nuestras palabras de un lenguaje asequible, lejano al arabesco académico de las citas autorizadas: fue una semana para guardarla, con llave, en el baúl de los malos recuerdos. Éste es el juego, y el juego implica pérdidas. Desde luego, pocas veces perdimos tanto. Ya en la mañana de ayer, la rueda de prensa de Robinho se advertía especialmente amenazante. Así fue: Robson desencadenó rayos y truenos. Más tarde, llegó ese Riazor de mil y una desventuras en donde siempre nos dan 'palpelo', ese Riazor que despierta en nuestras mentes sentimientos intrusivos a tutiplén.

Ya metidos de lleno en el choque, debo decir que no me gustó nada la alineación de Schuster, con sólo un centrocampista puro: un Diarra al que a veces, muchas, el balón se le codifica. Sin Van der Vaart y sin Sneijder, ésta era una contienda para Gago y De la Red. O al menos para uno de ellos. El canterano acabó en la prisión de los galones, lástima. A cambio Guti siguió haciendo gala, por desgracia, de su proverbial veleidad. Con este panorama, los coruñeses dominaron la zona ancha con un De Guzmán en plan maquisard. El usufructo de los goles de Van Nistelrooy y la chispa de Robben, Lotina le controló bien, se antojan demasiado poco para romper maleficios. Un Pepe excesivamente beligerante en cada una de sus acciones regaló a los locales la falta del primer gol, lástima. La verdad es que el Depor buscó la contra entrando por banda, con profundidad, con la ideas muy claras. Fueron justos vencedores, un año más. ¿Raúl? Raúl siempre aparece.