Poco a poco, una tarea tras otra, sin pensar en lo que queda

Ya lo decía Antonio Machado: "Despacito y buena letra; el hacer las cosas bien importa más que hacerlas". Porque los principios de las cosas son pequeños, hasta los de las más grandes, pero poquito a poco se llega al mucho. El R. Madrid ya no debe mirar la eliminatoria ante el Liverpool como una montaña infranqueable: debe dividir esa complicada empresa en pequeños montoncitos e intentar subirlos, poco a poco, sin pensar en lo que queda.

Cuando Juande Ramos llegó con el equipo sumido en cuitas y en ruinas, ni se lamentó ni se dejó llevar por el desaliento. El técnico manchego, escribí después del Clásico que podía tratarse del mejor hallazgo de Mijatovic, sabe que un poco es algo y varios pocos son mucho. Cuando aterrizó en una mañana de diván, conocía el retraso del equipo en el apartado defensivo y táctico; sabía que en un corto plazo de tiempo, debería hallar respuestas por el sabio camino del poco a poco.

Y en ello está: afianzando al Madrid en la 2ª plaza (cuando llegó estaba sexto, ojo); recuperando la estima del mejor Robben; construyendo un bloque defensivo sólido; cimentando, victoria a victoria (la de ayer contra el Numancia es la sexta consecutiva), la creencia de que se puede ganar a cualquiera. En este Madrid del "despacito y buena letra", recuperar al mejor Sneijder parece causa soluble. En cualquier caso, Juande debería ponerse manos a la obra con el gran todoterreno holandés.