Comenzó la Liga

Después de un verano abarrotado de presentaciones circenses, tan sólo el egregio Usain Bolt y su espectáculo de ademanes pirotécnicos podían ejercer de invitados de honor en la superproducción de Florentino. Superproducción que, de momento, como mucho, es una imitación. Y además, mala. Lo tengo que decir, pues lo contrario sería apócrifo: este Madrid no me colma los ojos. En su debut liguero con el Depor volvió a los tiempos en los que la incosistencia colectiva encarnaba la simbología.

Dejando al margen que este proyecto es de altas dosis de exigencia estética (exigencia no satisfecha), la pretemporada ha tocado a su fin y los problemas de este equipo ya no están entrecomillados: tienen un significado real. Verbigracia, el ataque, que funciona a arreones, sin sentido, en manada; o el centro del campo, incapaz de imponer el ritmo pertinente e incompetente a la hora de marcar la pauta. O la absoluta nulidad de las bandas (los tres goles se gestaron por el centro). Tampoco Casillas y los defensas aclaran el panorama. En cualquier caso se ganó, y bien está, pues empezar la Liga sin hacerlo enrarece armonías y descompone entusiasmos.

Me preguntaba el usuario Demente en el foro del post anterior que qué me habían parecido las combinaciones entre Robben y Ribéry en el Bayern-Wolfsburgo. Sólo responder, a él y a todos, que deberíamos aquilatar el debut de Arjen en la Bundesliga, con dos goles incluidos (el segundo un escándalo).