El gran desafío de Nuri Sahin

De poco servía ya diferir la oficialidad de un secreto a voces: Nuri Sahin jugará en el Real Madrid el próximo ejercicio. Hay que decir que, apriorísticamente, es un gran fichaje por más que siempre nos invada una sospecha mortificante en torno a estos jugadores jóvenes. En este sentido, puede que asimismo nos haya acostumbrado mal la relación que hacemos entre el fichaje necesario y el individuo que intenta zafarse diligentemente de las muestras de fraternidad y vasallaje. El anonimato contraria las aspiraciones de esta sociedad mediatizada: una sociedad que siempre desea el amplexo prensil al ídolo de masas.

Pero el Real Madrid es un equipo de fútbol que precisa algunos retoques, no personajes que se internen en la turba para dejarse saludar y zarandear eucarísticamente (esa función ya la desarrolla, y muy bien, Florentino, como vimos durante la víspera de la final de Copa de Valencia). Se daba por sentado que uno de esos retoques tenía que acompañar a Xabi Alonso en el mediocampo. Y aunque apriorísticamente aparecieran en los medios nombres a granel, a la hora de la verdad la lista se estrechaba bruscamente: Cesc y De Rossi. Como el español y el italiano no son venales, podemos decir sin ambages que la dirección deportiva ha dado con una alternativa golosa.

Ojalá Nuri Sahin no se acongoje ante la perspectiva de la responsabilidad. Ese vivir en un sinvivir no es nuevo en jugadores madridistas. Es un zurdo finísimo y trabajador, capacitado para organizar y recuperar, pese a no ser un stopper al uso. Con Xabi Alonso puede formar un dúo la mar de competitivo. Y pese a que Cristiano Ronaldo en las pelotas paradas no se da tregua (y debería hacerlo), puede ser una gran alternativa en este apartado, ya que en el Dortmund era clave en el mismo. Con 22 años, este internacional por Turquía está delante de su gran desafío.

Foto: EL PAÍS